Te suelto, ya siento como mi mano se queda sin fuerzas y te deslizas de mi y contigo los recuerdos que en esta repartija de experiencias te regalo, y te dejo, no te vas de mi me voy de ti porque entendí que me había abandonado para habitarte y ya toca volver a casa, a la casa de mi alma.
Hoy caigo en la cuenta de que estoy dotada de libre albedrio y que puedo elegir, y elijo no castigarme más a través de ti, no utilizarte más para aprender dolorosamente, porque aunque me cueste admitirlo, fué mi elección permanecer en las limitaciones de tu abrigo.
Te suelto, ya noto casi relax en mi musculatura, ese relax que no tuve porque creí que amar era apretar fuerte y confundir el uno con el otro hasta olvidar la voluntad individual, hoy comprendo que tu no puedes darme lo que yo no reconocía tener en mí.
Te libero de mis expectativas, de mis estándares del amor y ya no busco que me dés, lo que no tienes ni para ti.
Te suelto, ya casi desalojo los pocos reproches que me quedan, y decido no pagar más el alquiler que me cobra tu alma para evolucionar con la mía, y existo, me vuelvo presente y comienzo a explorar mis potencialidades, a respirarme y aligerar las cargas que creí un día necesarias llevar.
Te suelto, aprovecho que mi ego esta dormido para irme en silencio, y mientras el duerme yo siento que todo lo que pasó en esta historia fué necesario para mi, y acojo los aprendizajes de mi alma como sofisticados tesoros, ya no me convence el arrepentimiento ni la furia como excusa, acepto, y al aceptar mi mano te suelta un poco más y mi corazón se acomoda donde siempre tuvo que estar…latiendo para mí….y me escucho.
Te suelto, ya no pesas nada, entiendo que si cargaba contigo era porque yo así lo quería, quizás mi falta de amor hacia mi, me hacían ver en ti a mi salvador, cuando eras mi verdugo. Se aprende.
Y así envuelto en mi círculo de amor….te fuiste, y yo me quedé, sin rencores, llenito de mi, de aprendizaje y de sueños por cumplir.
Te solté, y hoy la canción suena diferente….porque si me dan a elegir…»Me quedo conmigo».