Nadie dijo que fuera fácil, ni siquiera conveniente o correcto que ocurriera de esa forma, más tu entrada en mi vida cambió por completo todo, es probable que las cosas hubiesen ido mejor si llegabas en otro momento, quien sabe, pero el universo quiso que vengas en ese, y nunca renegué de eso.
Puede que solo estabas disponible para incurrir en ese instante de mi vida y que si esperaba sería otra alma la que enviarían por tí y por eso accedí a ser madre con 16 años.
Aunque yo creo que el universo me conoce muy bien y por eso nunca me pregunta las cosas, me sorprende porque sabe lo que quiero, y yo te quería a ti, nos habíamos elegido previamente y así tenía que ser… Yo te estaba esperando desde que era pequeñita, y como todo lo que se desea con el corazón y con el propósito de amarlo te llega, así viniste tú a mi vida.
¿Que si estaba preparada? Acaso alguien aunque sea mayor lo está, eso no lo sé, y creo que nadie lo sabe, la maternidad no es una profesión, no te formas para ser madre ni te diplomas en aptitudes que te determinen tu capacidad de serlo, si lo tuviera que explicar…diría que es una chispita que se te enciende en la barriga y te va llenando de energía divina, te da fuerza, sabiduría, ímpetu, y por momentos te preguntas. ¿De dónde sale?
Nunca fuiste una difícil decisión, ni siquiera en aquel momento, eras mi elección, y viéndote crecer me doy cuenta de que sé para qué te esperaba y cual era mi aprendizaje contigo.
Hoy en día suena muy trágico, y hasta vergonzoso para muchos que diga que a los 16 años fui madre, aún así disfruto comentarlo (sabes hijo que adoro ver la cara que pone la gente cuando lo cuento) no ignoro la inconveniencia que supone asumir tal responsabilidad pero puedo asegurar que en aquel momento no fue así, yo me sentía poderosa, incluso más que ahora, creo que no me asustaba nada, la juventud te da la fortaleza que borra el temor, a medida que crecemos nos volvemos más experimentados y más sabios, algunos de tanto errar y otros por victoriosos, eso deriva en tornarnos más reticentes, precavidos, pensantes, tememos equivocarnos y damos tantas vueltas a las cosas que muchas veces optamos por no hacerlas aún sabiendo.
Cuantas cosas pasamos juntos hijo y seguimos tan unidos, tu amor al final del día es mi recompensa, sabes estar en los momentos en los que te necesito y eres mi gran amigo y confidente, cuantas ventajas nos da estar tan cercanos en edad ¿Verdad? tenemos tantos gustos en común, disfrutamos de la misma música, compartimos temáticas y sueños.
Hablando de sueños… Quiero decirte que ninguno de los míos se truncó por tu existencia, sino al contrario, renovaste mi capacidad de soñar aportándome otros matices, me diste más fuerza y perseverancia para seguir luchando y me la sigues dando cada día.
No anhelo aquello que no he podido hacer porque considero que no era mi momento, y no desisto de hacerlo porque aún tengo mucho por andar.
Sé que cada día me haces ver lo mucho que me amas y me respetas, pero pese me persigue el anhelo de haber hecho lo correcto, solo te pido que cuando crezcas y veas con tus ojos de adulto mis debilidades las tomes como aprendizaje y no sean tu espada ante mi derrota,porque a pesar de todo nunca debes dudar que es mi amor el que te corrige, el que te protege y el que te guía, y ese amor nunca te va a dañar.
Te amo hijo, feliz cumpleaños!!!.
Con motivo del cumpleaños de mi hijo mayor “Maxi” he puesto letra a mis sentimientos (escrito en 2010, cuando Maxi cumplió 16 años)
Natalia Salinas.