Todos tenemos ese momento en la vida en dónde despertamos a nuevas posibilidades infinitas, en esta entrada te cuento cómo fue ese momento para mí.
Hace ya 8 años de esto que voy a contarles, en realidad si lo piensas no es mucho tiempo, pero para mí es toda una vida nueva la que tengo.
Cuando mi vida era otra, me escribí una carta, más bien una especie de declaración que me hacía a mí misma, una expresión de los derechos que comenzaría a permitirme auténticamente, ocurrió en uno de esos días que dices basta porque ya tienes el alma cansada.
Te preguntarás quizás, por qué la comparto, y te lo diré… Lo hago porque mucha gente cuando me lee o me escribe piensa que nací así, con esta personalidad y esta fuerza, con las cosas que se y comparto, con mis éxitos y logros escritos, y no es así. Este camino se construyó con consciencia, con trabajo, con responsabilidad e implicación, se forjó con caídas y fracasos constructivos, poniendo atención e intención.
Hoy en día cometemos el error de obnubilarnos con personas y personajes en las redes porque sólo vemos quienes son ahora, y lo que han conseguido, pero cada historia de éxito tiene sus grandes batallas de vida, y las peores y más duras, contra nosotros mismos, quienes en realidad somos nuestros peores enemigos. Utilizar esto para compararnos y derrotarnos por lo que vemos en otros, nos desempodera y frena nuestra capacidad de salir del agujero que nos cavamos. Para mí es importante que si estás aquí, si formas parte de mi «Pandilla Feliz» también sepas que tú puedes lograrlo, y que para eso comparto lo que lees a diario y ves en mis redes, no para que me consideres una experta lejana con una vida perfecta, sino una humana que pudo emprender un despertar para llegar allí donde quería su alma. Quiero inspirarte y darte motivos para mirar por ti, el protagonista de tu vida.
Yo también tuve y sigo teniendo que aprender muchas cosas, porque nunca dejamos de aprender, estamos continuamente evolucionando.
Tal vez hoy te veas sin nada que dar y carente en tu recibir, quizás veas lejano el éxito, la felicidad, la armonía en tu vida, quizás hoy te sirva saber que yo también pasé por eso hasta que un día decidí hacerme responsable, permitirme, perdonarme, básicamente darme que cuenta que el cambio que esperaba comienza por mí (y así es el eslogan de mi marca personal «El cambio que esperas comienza por ti» «Crea la vida que deseas vivir.)
Hoy no hago más que enseñar y ayudar a recordar a las personas lo que yo tuve que hacer hace una década, comenzar a renacer y forjar lo que hoy soy. A la antigua Natalia le debo muchas cosas y hoy a un día de cumplir mis 41 años, le quiero dar las «Gracias» y reconocer que gracias a esa mujer que tanto critiqué, maltraté y deshonré hoy estoy aquí. Así que gracias a esa bella e inocente mujer que me trajo hasta aquí.
Esto que leerán a continuación es una carta que me escribí un día como otro, al levantarme, después de un horrible suceso en mi matrimonio, llena de deudas y con problemas de salud. Ese día al levantarme publiqué en mi antiguo Blog de facebook que por aquel entonces se llamaba «Si Comes, Rezas, Amas» y allí, en donde desde el anonimato iba compartiendo mis avances y reflexiones mientras me iba conociendo más.
Me encantará que les sirva de catalizador y les conecte con esa chispa que un día nos brota a todos y nos conduce a un cambio sin precedentes. Les dejo mi carta, mi declaración de responsabilidad:
Hoy: Me permito ser consciente de mi cuerpo, mi mente y espíritu, valorar lo que me rodea y no agobiarme por lo que espero y no llega.
Me doy permiso para cambiar los patrones mentales que me limitan y que inconscientemente sigo utilizando.
Me doy permiso para separarme de personas que me maltraten psicológicamente o con violencia verbal, dejaré de aceptar que me griten o se dirijan sin el respeto que yo misma proporciono.
Me permito creer que otra realidad acaece en mi vida y que es posible encontrar el amor y que este sea auténtico. Me dejo llevar por esa fuerza divina y confío en que es cierta. Disfruto de cada momento y agradezco vivirlo.
Me doy permiso para pensar que existe gente auténtica y que no todo es mentira, traición y oportunismo. Me desnudo de la sospecha y los celos como mecanismo de defensa.
Me doy permiso para pensar que soy la responsable de mi vida y no de la vida de los demás. Ayudo, me implico, pero no a costa de agotar mi propia energía.
Me doy permiso para no tolerar exigencias desproporcionadas en el trabajo y cargar con responsabilidades que no me incumben.
Me doy permiso para abandonar los miedos que me infundieron cuando me educaron. Y reconozco que me educaron con amor y que las equivocaciones solo fueron fruto de la ignorancia, la misma que hoy ejerzo como madre.
Me permito desprenderme de los prejuicios sociales que mamé en mí crianza sobre como debo ser por mi genero y me permito ser YO una mujer plena.
Me permito tener seguridad en mí misma y empiezo a transmitirla al exterior.
Me doy permiso para no agobiarme intentando ser una persona excelente. No soy perfecta, nadie es perfecto y la perfección es asfixiante para quien la quiera practicar.
Asumo plenamente mi derecho a defenderme si me atacan y no pongo la otra mejilla para sentirme mejor samaritana a costa de albergar impotencia. No he nacido para ser la víctima de nadie. Ni heroína de todos.
Me doy permiso para no estar esperando elogios de todo el mundo para alimentar mi ego como símbolo de que me valoran y respetan. Soy yo quien me valoro.
Me permito no sufrir angustia esperando que me devuelvan todo lo que doy, yo lo doy porque amo hacerlo y no me debo sentir inferior por eso. Me afirmo como una persona no adicta a escarbar en el pasado para alimentar mi victimismo y tomo dichas experiencias para construir un presente sabio.
Me permito creer que nada me faltará y que la abundancia es una parte más de mi vida que no implica una lucha constante por alcanzarla.
Me doy permiso para no estar comparándome físicamente con otras mujeres. Me vuelvo consciente de mi belleza tanto interior como exterior.
Me doy permiso para no sentirme menos que nadie. Tomo como divino todos los dones que me dio Dios y agradezco por ser poseedora de ellos.
Me doy permiso para dedicarme tiempo y no sentir por eso que se lo quito a mis seres queridos.
Me doy permiso para pensar que no debo saberlo todo.
Me doy el permiso más importante de todos: el de ser auténtica. No me esfuerzo por complacer para que me quieran o me elogien. Quien bien me quiere no me querrá para servirle.
Todo lo que hago, lo hago de manera natural y con mucho amor. Elijo lo que me da salud y vitalidad siendo consciente de que el funcionamiento de mis órganos es consecuencia de mis pensamientos, por ello, albergo pensamientos positivos cada día, porque así alimentaré mi salud.
Me permito no juzgarme por todo lo que no hice correctamente, soy consciente de que no puedo volver al pasado y debo mirar hacia adelante.
Me permito perdonar a todos por los que me siento ofendida o dañada y los libero, porque así me libero yo la primera.
Hoy me permito perdonarme y así me libero de la prisión imaginaria que cree en mi mente y que es la causante de que mi vida no marche como espero…. Hoy comienzo una historia de amor, la mía. Me amo.
Carta a mí misma… (2010)
Gracias por llegar hasta aquí, te dejo una lista de reproducción de mi VLOG de Youtube donde también te cuento cositas de mi evolución personal.
Abrazos de Luz.
Natalia Salinas.